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Medicina del viajero

Vacuna contra la fiebre amarilla: tips indispensables antes de viajar

Llegan las vacaciones y siempre sobrevuela la misma pregunta: ¿Hay que aplicarse la vacuna contra la fiebre amarilla? Aquí les presentamos algunos datos a tener en cuenta.

La pregunta del millón es si hay que aplicarse la vacuna contra la fiebre amarilla si viajamos hacia el norte buscando destinos de temporada. Para desasnarnos sobre el tema, consultamos con los profesionales de los Centros de Diagnóstico DIM, que nos dieron algunos consejos y explicó sobre el tema.

-Sobre la enfermedad: la fiebre amarilla es una enfermedad viral, febril y hemorrágica que no tiene tratamiento específico, por lo que es fundamental la prevención.

-Diagnóstico: es difícil en fases tempranas ya que tiende a confundirse con otras enfermedades.

-Síntomas: el período de incubación es de 3 a 6 días. Muchos casos son asintomáticos, pero los síntomas más frecuentes son fiebre, dolores musculares sobre todo en la espalda, pérdida del apetito, dolor de cabeza, náuseas o vómitos. En general estos síntomas desaparecen en tres o cuatro días. Sin embargo, una proporción muy pequeña de pacientes entra a las 24 horas de la remisión en una segunda fase más tóxica, donde la fiebre se eleva más y se ven afectados varios órganos (generalmente hígado y riñón). En esta fase se presenta la ictericia (color amarillento en la piel y los ojos) lo que da el nombre a la enfermedad.

-Brote: un solo caso confirmado debe ser considerado como brote, ya que se propagará por el vector (mosquito aedes aegypti), sobre todo en lugares donde la población tiene escasa o nula vacunación y hay gran proliferación de este tipo de insectos. Se considera que el verdadero número es de 10 a 250 veces mayor que los notificados en la actualidad y en épocas de gran movilidad como las vacaciones, las personas son más vulnerables al contagio debido a que el virus se desplaza. Hay que considerar que no en todas partes del mundo se exige presentar certificado de vacunación para poder viajar.

Como no hay tratamientos, la prevención es fundamental: usar repelentes, ropa adecuada (mangas largas y de colores claros y uniformes), vacunarse, evitar las aguas estancadas y colocar mosquiteros.

-Prevención: evitar la picadura de mosquitos con el uso de repelentes, proteger a los niños/as y lactantes, usar ropa adecuada (mangas largas y de colores claros y uniformes) y vacunarse. También se recomiendan las medidas sanitarias para el control de la proliferación del mosquito como evitar las aguas estancadas, eliminando recipientes que puedan acumularla. Colocar mosquiteros en las viviendas y mantener higiene general en los hogares y espacios públicos.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) elabora todos los años el listado de países que exigen certificado de vacunación a los viajeros procedentes de determinados países.

-Destinos: hay lugares donde la fiebre amarilla es endémica, es decir donde esta patología afecta en forma permanente a la población. La Organización Mundial de la Salud (OMS) elabora todos los años el listado de países que exigen certificado de vacunación a los viajeros procedentes de determinados países. Si viajás, consultá el listado de la OMS (http://www.msal.gob.ar/images/stories/bes/graficos/0000001340cnt-2018-06_listado-paises-con-riesgo-transmision-fiebre-amarilla_ith-2018.pdf) o comunicate con el consulado o embajada del país de destino o la línea aérea que te transportará para conocer los requisitos de ingreso frente a la fiebre amarilla.

En la actualidad solo es necesaria una dosis de por vida para conferir inmunidad y protección sin requerir refuerzo.

-Vacunación: solo es necesaria una dosis de por vida para conferir inmunidad y protección sin requerir refuerzo. Es indispensable la vacunación en personas que tienen planeado un viaje a zonas endémicas y el asesoramiento para aquellas que podrían tener contraindicada la vacuna, ya que siempre es posible algún modo alternativo de prevención. Los riesgos colaterales de la vacuna son muy raros, se encuentran entre el 0 y 0,21 de casos por cada 10.000 dosis aplicadas. El riesgo aumenta en mayores de 60 años, por lo cual se recomienda una exhaustiva evaluación médica antes de su aplicación en personas de esta población. Las personas excluidas de la vacunación son los menores de 9 meses, embarazadas, alérgicos a las proteínas del huevo y personas con inmunodeficiencias graves.

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